miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mi destino...

Uluru

 
Formación rocosa en el centro de Australia.

Amanecer

 
Los primeros rayos del sol son débiles y no hacen daño a la vista, así que serás capaz de ver lo que se oculta en este mundo, si sabes cómo mirar.

martes, 18 de diciembre de 2012

Pie Forzado


Entré en el oscuro y vacío pasillo y mis emociones lo iluminaron. Estaba nerviosa, feliz, preocupada, emocionada e incluso ansiosa, todo a la vez. No quería que este momento acabase nunca. Pasé al lado de los vestuarios y miré hacia dentro. Me acordé de mi infancia y cómo solía correr impaciente mientras esperaba mi turno para salir en la pista de patinaje. Podía sentir el aire fresco. Solo dos pasos más. Me paré frente la puerta. Hacía mucho tiempo desde la última vez que pisé una pista de patinaje y era la primera vez que lo iba a hacer delante de un chico, y no un chico cualquiera. Estaba muy nerviosa y en mi mente podía ver solo una imagen – cómo me caía y él empezaba a reírse. Inhalé profundamente, sacudí la cabeza y entré en la sala. Él ya estaba en la pista moviéndose en círculos. Me reí un poco más fuerte de lo que quería y él se paró y me miró con una sonrisa que me pareció mostrar alivio. Bajé las escaleras y me puse los patines, pero me quedé al borde del hielo sin pisarlo.

– ¡Quiero que me enseñes a patinar! – su voz sonaba excitada y su sonrisa no me ayudaba a comprender si estaba bromeando.

– No creo que pueda enseñarte. Hace bastante tiempo que no he entrenado. Puede que me caiga y seguro que te reirás de mí.

– No me voy a reír de ti, porque no te vas a caer. No te preocupes. Sé que puedes. ¡Ven aquí, por favor! Por favor…

Su voz sonó tan dulce que cometí el error de mirarle a los ojos, esos ojos tan intensamente azules. No pude resistirme y unos segundos más tarde ya estaba calentando haciendo piruetas fáciles. Él me seguía con la mirada observando cada uno de mis movimientos.

De repente sonó música. La melodía era lenta y bonita. Me recordó a una canción que había utilizado hace tiempo para una de mis coreografías. Las figuras empezaron a salir solas y sin pensarlo me encontré haciendo piruetas y saltos que normalmente practico durante días antes de hacerlos. Cuando la canción terminó, vi que él estaba en las escaleras con los ojos como platos.

No estaba segura si su reacción se debía a que lo había hecho bien o al contrario. Era imposible intentar adivinar qué era lo que ocultaba en su mirada. Eso me irritó mucho. Sus pensamientos eran un enigma, que quería descifrar a toda costa. En los últimos dos meses, lo único que conseguí era que pasáramos de los simples << ¡Hola! ¿Qué tal? >> a unas conversaciones más largas y significativas. Pero aun así, no podía llegar a comprenderle. Me encaminé hacía él y para evitar cruzarme con sus ojos, miré a mi derecha. En uno de los anuncios que rodeaban la pista de patinaje, detrás de una chica, cuya cara estaba oculta por una sombra, en unos brillantes rayos de luz vi las palabras << A través del sufrimiento se alcanza el conocimiento. >> No sabía qué mensaje intentaba transmitir este anuncio, pero para mí estaba claro que tendría que armarme con mucha paciencia, porque no iba a obtener pronto el acceso a la resolución del misterio.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Segundo Taller de Autor



El pasado miércoles 31 de octubre nos visitó la gran poeta Juana Castro acompañada de Noni Benegas quien introducía los temas de una forma dialogada. Juana Castro nació en Villanueva de Córdoba (comarca de Los Pedroches) y creció en un entorno rural que inspiró su poesía. Empezó su presentación describiendo seis imágenes que resumían su biografía. En esas imágenes se observan los momentos claves de su vida que la marcan y la hacen la persona que es hoy. El hecho de que sus padres deciden mandarla a estudiar en un colegio de monjas, su vida en el campo, su boda involuntaria en la cual aparece con un vestido de color azul celeste en vez del blanco tradicional, su encuentro con la revista Vindicación Feminista que determina su inicio en la poesía, todo esto y las noches que dedica a escribir mientras que su familia está durmiendo son los factores principales que dan forma a su obra.
 
La poeta no solo nos leyó algunos de sus poemas, sino que también recitó varios de ellos, lo que a mí personalmente me conmovió, porque me sentí más cerca de su poesía. Aparte de leer y recitar sus poemas, ella los acompañaba con una explicación del por qué los ha escrito, cuál era su fuente de inspiración y también nos aportaba una definición de las palabras provenientes del pueblo en el que creció. Eso me ayudó mucho a la hora de comprender el mensaje que transmitían sus poemas.

Un momento muy emocionante fue cuando nos leyó el poema dedicado a su niño de siete años que muere a causa de la leucemia. Pude sentir su dolor. Como afirmó ella, lo importante es saber cómo convertir el dolor en arte, luego en literatura, hasta llegar a la poesía. Para Juana Castro la receta para crear un poema consiste en los siguientes ingredientes: lenguaje, música, ritmo e imagen. Así exactamente es cómo yo veía a la poesía. La poeta llegó a obtener una confianza con nosotros y nos fue contando anécdotas de su vida que enriquecían sus poemas. Hasta el final de este encuentro Juana Castro consiguió convencerme que “la poesía nos puede salvar de ir al psiquiatra”.

Termino con un poema suyo que nos leyó y me encantó:

 Disyuntiva

La tentación se llama amor
                                      o chocolate.
Es mala la adicción.
                          Sin paliativos.
Si algún médico, demonio o alquimista
supiera de mi mal,
                          cosa sería
de andar toda la vida por curarme.
Pues tan sólo una droga,
                                   con su cárcel
del olvido me salva de la otra.
Y así, una vez más, es el conflicto:
O me come el amor,
o me muero esta noche de bombones.

domingo, 28 de octubre de 2012

Primer Taller de Autor


El pasado miércoles 24 de octubre nos visitó la poeta, narradora y periodista Marta Leonor González. Nació en Boaco, Nicaragua. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua. Actualmente es editora del diario La Prensa en Nicaragua, y de "La Prensa Literaria", en su sección cultural. Es fundadora la revista cultural 400 Elefantes, que se dedica a la literatura, crítica y pensamiento. Comenzó a escribir poesía en 1985, pero publica por primera vez en los años 90, siendo parte de un grupo de mujeres escritoras que destacan en ese período en el país.

En el principio del taller la autora hizo referencia a que los hechos históricos y los desastres naturales que han afectado su país, han influido en la creación poética. Nos presentó una serie de diapositivas desordenadas, apoyando sus afirmaciones. Nos mostró una serie de videos de You Tube de los cuales me llamaron la atención solo el primero (una recopilación de definiciones de la poesía por diferentes grandes autores) y el último (imágenes del festival de la poesía en Nicaragua).

Nos dio consejos de cómo buscar la inspiración, animándonos a buscar la belleza de todo lo que nos rodea, ya que solemos olvidarnos de ella. A mitad de la charla me sorprendió cuando nos hizo levantarnos y afirmar en voz alta que no tenemos miedo y que hoy vamos a ser mejores. Con eso quería demostrarnos que tenemos que confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades para poder ser los escritores en los que queremos convertirnos.

Lo que no me gustó de su presentación fue que dedicó mucho tiempo en hablar de otros escritores, como por ejemplo Pablo Neruda, en vez de concentrarse en su propia obra. El único momento en el que tuvimos contacto con su poesía fue el final de la charla, cuando nos leyó dos de sus poemas.

En mi opinión, la autora debería haber organizado mejor su presentación, porque así hubiera dejado mejor impresión.

Termino con un poema de su libro “La casa de fuego”:
Marinos

He soñado este pestañeo en círculos.
Pelícanos volando sobre Gulf King
el barco pesquero del poeta,
el agua golpea por el arrecife, La Boquita
rocoso de velas grises,
los hombres durmiendo en hamacas
que el viento mece
el tiempo que él vive junto a la red que espera
es anzuelo de pez.
Allá el mástil erguido
impone su majestad
y los hombres exponen
los minutos que le quedan al día
mientras los pelícanos alinean nuevos rumbos.
En Gulf King,
su piel es más dorada por la sal
porque le nacen escamas
una boca que lo devora —y lo piensa—
un pez que le impone nueva travesía,
soles giran sobre marinos en altamar
y sobre cubierta juegan con caracoles.



Fuente de información: http://www.escritorasnicaragua.org/biografias/martaleonor

martes, 23 de octubre de 2012

Phoenix


La naturaleza esconde los lugares sagrados haciéndolos inaccesibles para los humanos. En esos lugares viven los entes míticos que todos creen ser solo producto de la imaginación humana.

Una canción


"I heard you say it's enlightening, to think of the breeze, to believe in things that we can't see..."


("Te escuché decir que es esclarecedor pensar en la brisa, creer en lo que no podemos ver..." tr. por mi )

El Mundo de los Sueños

¿Qué exactamente son los sueños?
Los sueños son  los recuerdos que el alma aporta a la mente. Mientras que el cuerpo físico se encuentra en un estado relajado e inconsciente de la realidad que le rodea, el alma “vive” en el Mundo de los Sueños. En este mundo el alma está libre de los obstáculos que el cuerpo humano le crea. Allí puede percibir, alcanzar, comprender y hacer todo lo que el cuerpo le evita. Allí el alma se desarrolla. Al volver en el cuerpo físico, sus experiencias se asimilan por el cerebro humano relacionando lo desconocido con lo empírico. Por lo tanto, la memoria se queda con la imagen de un amanecer o de un parque lleno de flores, aunque en realidad el alma haya visto la energía de otra alma o haya estado en alguna parte del Espacio. Cuanto más desarrollada es el alma, más lúcidos y vividos son los “sueños”. Así, poco a poco, las personas adquieren la capacidad de percepción del lado verdadero del Mundo de los Sueños.


lunes, 22 de octubre de 2012

Escenario


 
La noche fue muy larga. Terminamos en pleno centro de Madrid sin saber qué hacer. Las luces de la ciudad me asombraban. Los altos edificios que nos rodeaban me hacían sentir muy pequeña. Vimos que el cine, que se encontraba en la plaza del Callao, aún seguía abierto y decidimos entrar. No había películas interesantes, pero elegimos una cualquiera, porque ver una película aburrida era mejor que estar fuera en pleno invierno. Estuvimos solos en la sala. En un momento me entró mucho sueño y apoyé la cabeza en su hombro. Él me abrazó y nos quedamos así hasta el final de la película. Al salir del cine nos dimos prisa en refugiarnos en una cafetería que por suerte cerraba en una hora, suficiente tiempo para que nos tomemos un  té caliente y decidir qué hacer luego. Nos sentamos al lado de la ventana y disfrutamos de la vista de la vida nocturna del centro. De repente él me dijo que tenía un plan y que tenía que confiar en él. Asentí con la cabeza. Claro que confiaba en él, si no, no estaría aquí. Éramos los últimos en salir de la cafetería. Él miró hacia arriba, me cogió de la mano, y me llevó hacía el edificio que se encontraba enfrente. Nos paramos en un portal y él empezó a llamar a los telefonillos. Para mi sorpresa alguien abrió la puerta y conseguimos entrar. Subimos hasta el último piso y pasando por una pequeña puerta  nos encontramos en la azotea del edificio. La vista era impresionante. Desde allí se podía apreciar toda la ciudad. Me acerque al borde y me asomé para ver los coches que pasaban por la calle. Tenían el tamaño de juguetes. Todo era tan pequeño. Luego miré hacia arriba. Las estrellas brillaban con una intensidad que era imposible apreciar por debajo de la manta de las luces de la ciudad. Pero desde aquí parecía que si estiraba el brazo las podía tocar. Sentí sus manos en mi cintura y el mundo empezó a girar con una velocidad incontrolable. Apoyé la espalda en su pecho evitando que me cayera.  Él me abrazó muy fuerte y sus labios rozaron mi oreja. Giré la cabeza para mirarle y él aprovechó el momento para besarme. Pasamos el resto de la noche abrazados, mirando las estrellas hasta que el cielo se volvió azul. Los primeros rayos del sol nos acariciaron y nos dieron fuerzas para empezar un nuevo día. Abajo la ciudad de Madrid se despertaba lentamente sin saber que nosotros la observábamos desde lo alto de uno de los edificios.
 

domingo, 21 de octubre de 2012

Personaje

¿Dónde ha nacido?

Melinda nació en el norte de Australia en la soleada ciudad de Darwin.
 
¿Qué tipo de familia ha tenido?
 
Ha crecido solo con su madre y nunca ha conocido a su padre. No tiene hermanos y no conoce a nadie más de su familia. Ha escuchado a los vecinos mencionar a su padre solo una vez, pero su madre les prohíbe hablar de él delante de Melinda.
 
¿Sus padres le querían?
 
Su madre la quiere mucho y hace todo para que no le falte nada en la vida. Aun así, Melinda siempre ha sentido un hueco enorme que desde pequeña intenta llenar con su pasión por la música y la danza.
 
¿Qué calificaciones sacaba en el colegio?
 
Melinda siempre ha tenido buenas notas, excepto en primero de bachillerato. Este año ha sido muy duro para ella, porque han empezado a suceder cosas muy extrañas e inexplicables con ella y nadie le creía que fuesen verdad. Al año siguiente ella aprende a vivir con los misterios que la rodean y consigue subir sus notas y aprobar con sobresaliente.
 
¿Qué libros leía de pequeño?
 
Su libro favorito de la infancia es “La Sirenita”. Teniendo la suerte de crecer al lado del mar, se ha pasado largas horas en la playa con la esperanza de ver algún día a las sirenas.
 
¿Cómo es físicamente?
 
Es una chica alta y delgada con piel blanca. Tiene el pelo marrón oscuro y ondulado, que le llega por debajo de la cintura. Su nariz es recta y pequeña, y sus labios siempre sonrientes incluso cuando se siente triste.
 
¿Siempre ha sido igual o ha cambiado mucho con los años?
 
El cambio radical en su vida viene con su primer año en la universidad. La aceptan en la universidad de Sídney  y tiene que mudarse a una casa, que su madre hereda de su familia, ubicada a unos trece kilómetros al norte de la ciudad.
 
¿Cómo son sus ojos?
 
Tiene los ojos ocres con matices verdes que brillan a la luz del sol.
 
¿Tiene defectos físicos?
 
No tiene ningún defecto físico, excepto una pequeña cicatriz en forma de la letra mayúscula “D” en el interior de la muñeca.
 
¿Tiene traumas psicológicos?
 
No tiene ningún trauma psicológico, aunque durante un periodo de tiempo ella piensa que se está volviendo loca, porque ve cosas que los demás no son capaces de ver o escucha voces allí dónde los demás oyen solo el viento. Con el tiempo ella descubre que todo tiene una explicación lógica.
 
¿Qué religión practica?
 
No practica ninguna religión, pero cree que existe una fuerza superior que maneja el destino de la gente.
 
¿Está casado? Y si es así ¿con quién?
 
No está casada, porque todavía no ha encontrado el amor.
 
¿Tiene represiones sexuales? ¿Cuáles?
 
No, porque todavía no conoce este lado de las relaciones entre hombre y mujer.
 
¿Sus viajes son largos o cortos?
 
Hasta cumplir dieciocho no ha viajado nunca. Su primer viaje es a Sídney, pero poco después la espera un largo y difícil viaje por el mundo en busca de su pasado.
 
¿Cómo va vestido?
 
Debido al clima tropical del norte de Australia, Melinda tiene la costumbre de ir vestida con camisetas de tirantes y pantalón corto. En las temporadas húmedas suele llevar pantalón vaquero liso, camiseta de manga corta y chaqueta de cuero. Cuando no tiene que vestirse para ir a clase, prefiere los vestidos hasta las rodillas. Le encantan las bufandas y tiene una parte de su armarillo solo para ellas. Al mudarse a Sídney tiene que adquirir ropa más adecuada para el clima subtropical de allí, ya que las temperaturas en invierno suelen bajar hasta los nunca vistos por ella doce grados.
 
¿Qué color es su preferido?
 
El color rojo siempre está presente en su ropa o cualquier objeto que posee.
 
¿Qué le gusta comer?
 
Prefiere la fruta y la verdura ante cualquier otro tipo de comida.
 
¿Qué música escucha?
 
Escucha todo tipo de música y a lo largo de los años crea la banda sonora de su vida.
 
¿Baila? ¿Qué?
 
Le encanta la danza, pero con diez años descubre que su verdadera pasión es el patinaje artístico.
 
¿Es una persona apasionada?
 
Lo da todo para conseguir sus metas.
 
¿Qué busca en la vida?
 
Busca las respuestas a preguntas que los demás no se atreven a hacer.
 
¿A qué persona quiere más?
 
Melinda quiere muchísimo a su madre, pero durante su primer año en la universidad descubrirá otro tipo de amor, que nunca había pensado que pueda encontrar.
 
¿La gente le quiere?
 
Las personas que hacen el esfuerzo de conocerla acaban vencidos por su personalidad y crean una conexión muy profunda con ella.
 
¿Huele bien?
 
Huele a su champú con aroma a cerezas.
 
¿Hace ejercicio? ¿De qué tipo?
 
Entrena todos los días, ya que practica patinaje artístico.
 
¿Es melancólico o risueño?
 
Aunque por dentro se sienta melancólica, delante de los demás ella muestra un carácter risueño.
 
¿Cuál es su animal preferido?
 
Siempre le han encantado los pájaros, porque pueden volar libremente hasta encontrar su lugar.
 
¿Duerme bien?
 
No duerme bien, ya que sus sueños son muy vividos y siempre se despierta con la sensación de haber recorrido todo el mundo en una noche. Más tarde descubrirá que los sueños no son solo sueños.
 
¿A qué hora se levanta?
 
Suele levantarse a las seis y media de la mañana.
 
¿En qué trabaja?
 
Al mudarse en Sídney encuentra trabajo en una tienda de ropa en el centro de la ciudad.
 
¿Cómo se gana la vida?
 
Con el sueldo que se gana paga sus estudios y los impuestos.
 
¿Cómo acabará su vida?
 
Aunque se acabe su vida humana, su alma siempre vivirá.
 
 
 
 
 
 
Era mi último día en Darwin. El mar hoy estaba muy tranquilo. A penas se veía alguna que otra ola. Me descalcé y me acerqué al agua. Me senté sobre la arena mojada y me apoyé para atrás con los codos. Los últimos rayos del sol se reflejaban en el agua y creaban una imagen parecida a múltiples estrellas brillando en la franja con el cielo. Miré hacía arriba y vi solo una nube, pequeña, de color rosa clarito, moviéndose lentamente hacía el sol. Sentí cómo una ola cubrió mis pies y llego hasta el borde de mi vestido que bajaba hasta mis rodillas. Sentí la ligera brisa que jugueteó con mi larga melena. Iba a echar de menos esas sensaciones, esa tranquilidad. Cerré los ojos y me concentré. Escuché cómo las alas de un ave se movían contra el aire. Podía apreciar el sonido del agua acariciando la costa. Cogí una palmada de arena y la dejé caer entre mis dedos. Esa era mi tierra, el lugar donde crecí. Ahora tenía que abandonarla. Tenía que empezar una nueva vida, en un lugar nuevo, con gente nueva. El sol ya desaparecía detrás del mar. Me levanté, inhalé profundamente el aroma del agua salado y me giré preparada para un nuevo comienzo.
            

domingo, 14 de octubre de 2012

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Podía ver en sus ojos que estaban muy asustados los dos. Pero no temían por su propia vida, sino que cada uno temía por la vida del otro. Observaban la situación, cada uno creando un plan en su cabeza. Intentaban encontrar la manera de proteger al otro aunque eso significara un sacrificio por parte de uno de los dos.
 
Sujeté la pistola con más fuerza y les recordé que les estaba apuntando con la intención de matarles.
 - ¡No os movais ninguno! ¡Solo un movimiento y disparo!
 
Él la miró con cariño para calmarla y la cogió de la mano apretandola fuerte. Ella suspiró y asintió con la cabeza así diciendole que comprendió el mensaje.
 
Hacía mucho frio. Sentí cómo una corriente helada de viento me rodeó, provocando que mis manos temblaran. Disimulé dando un paso hacía delante. Vi cómo la chica clavó sus uñas en la mano del chico y él a su vez apretó la mandibula.
 
Tenía que cumplir con el encargo. Si no conseguía matar a los dos, por lo menos debía matar a la chica. Mis ordenes eran así de claros. "El mundo no está preparado para tener a los dos viviendo juntos." Las palabras del Padre todavía sonaban en mi mente. No le comprendía del todo, pero si lo decía él, sería verdad.
 
El chico se movió ligeramente y la chica aguantó la respiración. Entonces me di cuenta de que los dos compartían unos sentimientos muy profundos. Sentimientos que yo no era capaz de entender, pero  solo se podrían resumir en una palabra - amor. Empecé a dudar de lo que estaba a punto de hacer. El chico aprovechó el momento y se puso delante de la chica impidiendo que pudiera apuntarla. La abrazó y ella apoyó la cabeza en su pecho.
 - ¡Quietos! ¡Voy a disparar! - grité con toda mi fuerza, porque estaba perdiendo el control. Me moví hacía un lado y pude ver a la cara de la chica. Estaba llorando. No podía permitir que consiguiera distraerme. Sujeté bien la pistola y justo cuando iba a disparar los dos ya estaban en el suelo.
 

El más allá

El cielo se abre. Se abre y se ve luz. La luz me asombra. La sombra es oscura, practicamente negra. Pero yo la puedo ver!