miércoles, 7 de noviembre de 2012

Segundo Taller de Autor



El pasado miércoles 31 de octubre nos visitó la gran poeta Juana Castro acompañada de Noni Benegas quien introducía los temas de una forma dialogada. Juana Castro nació en Villanueva de Córdoba (comarca de Los Pedroches) y creció en un entorno rural que inspiró su poesía. Empezó su presentación describiendo seis imágenes que resumían su biografía. En esas imágenes se observan los momentos claves de su vida que la marcan y la hacen la persona que es hoy. El hecho de que sus padres deciden mandarla a estudiar en un colegio de monjas, su vida en el campo, su boda involuntaria en la cual aparece con un vestido de color azul celeste en vez del blanco tradicional, su encuentro con la revista Vindicación Feminista que determina su inicio en la poesía, todo esto y las noches que dedica a escribir mientras que su familia está durmiendo son los factores principales que dan forma a su obra.
 
La poeta no solo nos leyó algunos de sus poemas, sino que también recitó varios de ellos, lo que a mí personalmente me conmovió, porque me sentí más cerca de su poesía. Aparte de leer y recitar sus poemas, ella los acompañaba con una explicación del por qué los ha escrito, cuál era su fuente de inspiración y también nos aportaba una definición de las palabras provenientes del pueblo en el que creció. Eso me ayudó mucho a la hora de comprender el mensaje que transmitían sus poemas.

Un momento muy emocionante fue cuando nos leyó el poema dedicado a su niño de siete años que muere a causa de la leucemia. Pude sentir su dolor. Como afirmó ella, lo importante es saber cómo convertir el dolor en arte, luego en literatura, hasta llegar a la poesía. Para Juana Castro la receta para crear un poema consiste en los siguientes ingredientes: lenguaje, música, ritmo e imagen. Así exactamente es cómo yo veía a la poesía. La poeta llegó a obtener una confianza con nosotros y nos fue contando anécdotas de su vida que enriquecían sus poemas. Hasta el final de este encuentro Juana Castro consiguió convencerme que “la poesía nos puede salvar de ir al psiquiatra”.

Termino con un poema suyo que nos leyó y me encantó:

 Disyuntiva

La tentación se llama amor
                                      o chocolate.
Es mala la adicción.
                          Sin paliativos.
Si algún médico, demonio o alquimista
supiera de mi mal,
                          cosa sería
de andar toda la vida por curarme.
Pues tan sólo una droga,
                                   con su cárcel
del olvido me salva de la otra.
Y así, una vez más, es el conflicto:
O me come el amor,
o me muero esta noche de bombones.